Corcho Rodriguez y Verónica Lozano investigados por la justicia italiana



La justicia italiana abre una investigación para determinar si existieron presiones para obligar al Presidente de Telecom Italia, Franco Bernabé, a prestar su conformidad para la venta del paquete accionario de la sociedad que controla la filial local del poderoso grupo europeo. Conocidos apellidos argentinos involucrados en una supuesta maniobra de tráfico de influencias y presión política.




Según el diario “Il fatto cuotidiano”, todo comienza a partir de una operación bancaria denunciada por la Banca d´Italia a la Guardia di Finanza, por considerarla sospechosa: cinco millones de dólares provenientes de la República Argentina. La beneficiaria, una sociedad de comunicaciones, “Tfgcom”, propietaria de la agencia de prensa “Il Vellino”, fundada por Stefano De Andreis, un periodista vinculado a la logia “Propaganda 2”, y portavoz del partido político “Pueblo de la Libertad”, Pdl, que lidera el actual Primer Ministro Italiano, Silvio Berlusconi.



Según los investigadores, el dinero, acreditado el 7 de Mayo de 2010, provino del empresario argentino Matías Garfunkel, famoso en América Latina por su riqueza. Durante los primeros días de dicho mes, Garfunkel estuvo en Roma, hospedado en el lujosísimo “Hotel de Russie”, a escasos quinientos metros del cuartel general de Telecom Italia. Estaba decidido a concretar un negocio colosal: la adquisición del paquete accionario mayoritario de Telecom Argentina SA, en manos de los italianos desde hace más de 10 años.







El Procurador Adjunto de Roma, Giancarlo Capaldo, abrió una investigación que expone un complejo entramado de intereses económicos y complicidades políticas. Una historia ejemplar de lo que se ha dado en llamar “capitalismo relacional”, para definir aquellas maniobras de lobby con alcance internacional, que muestra como el propio Bernabé recibió presiones para inducirlo a vender las acciones que dan el control de Telecom Argentina SA. Hace dos años, la autoridad antimonopolio de Argentina ordenó a Telecom Italia vender en un plazo no mayor a los 12 meses, el 50 por ciento de la participación accionaria mayoritaria que posee en la empresa “Sofora Communications”, controlante de Telecom Argentina SA. Telefónica de España había adquirido el control de Telecom Italia en el año 2007, y las autoridades argentinas consideraron que se podían estar violando las condiciones de competencia ya que a partir de este acuerdo, Telefónica y Telecom de Argentina, las principales operadores de telecomunicaciones locales, pasarían a estar controladas por el mismo grupo empresario.



Durante el otoño del año 2009, se conoció el interés de los empresarios argentinos Eduardo Eurnekian y Ernesto Gutiérrez por adquirir las preciadas acciones de Sofora, mientras, desde Italia, Bernabé aconsejaba prudencia ante cualquier ofrecimiento de compra, y dudaba sobre la conveniencia de la operación para Telecom Italia. Aquí comienzan los sospechosos movimientos de argentinos e italianos. El 1 de Octubre del mismo año, el diario “Ambito Financiero” señaló la presencia en Buenos Aires del Presidente de la Comisión de Transporte y Telecomunicaciones, Mario Valducci, un berlusconiano “de la primera hora”, y de Mario Baccini, un ex diputado italiano. Ambos políticos participaron de un fastuoso asado en la villa de Gutiérrez. Una fiesta en la cual no estuvo presente alguien que tenía todos los pergaminos en orden para hacerlo, Luca Simoni, yerno del empresario Carlos Sergi y propietario de la empresa que, a través del Tfgcom, resultó beneficiaria del misterioso pago realizado por Garfunkel. Este, por su parte, ya había entrado en juego el 5 de Febrero de 2010. Heredero de una fortuna que le dejaron, su padre, primero y su madre, luego, el empresario bautizado popularmente como un “heredero serial”, se asoció con Gutiérrez y Eurnekian para obtener el control de Telecom Argentina, para lo cual ofertaron la suma de 580 millones de dólares, aunque jugó sus cartas de una manera muy ingenua. “Telecom Argentina es una joya, hablamos de una empresa importante que puede ser comprada con descuento”. En la jerga financiera, esto significa “por un monto menor a su verdadero valor”.



Pocas semanas después, y mientras la prensa argentina daba como un hecho la venta de Telecom Argentina, el “heredero social” rompe su sociedad con Eurnekian y Gutiérrez, y anuncia que irá solo por el negocio. El 4 de Mayo de 2010, se hospeda en una lujosa suite del “Hotel de Russie”, acompañado por un amigo y socio, Raúl Moneta. Con ellos, otro emprendedor argentino, Jorge Rodríguez, “Corcho” para nosotros, “Il sughero” para los italianos. En el hall del hotel se hizo presente unos días después Giancarlo Elía Valori, el hombre que vinculó a Licio Gelli con la Argentina de Juan Domingo Perón. También pudo verse al Senador del Pdl, Esteban Caselli, alias “Cacho”, alias “el obispo” (il vescovo), sobre cuya elección como representante de los italianos en el extranjero, región de América Latina, también está investigando el Procurador Capaldo. Finalmente, un amigo de muchos años de Rodríguez se sumó a la partida, Luca Simoni, el yerno de Sergi. Para la justicia italiana, Garfunkel ordenó el pago de los cinco millones de dólares desde el mismo hall del hotel, para asegurarse una estrategia de presiones y lobby sostenido sobre Bernabé. Una maniobra que Jorge Asís, ocurrentemente, definió como una “depilación en seco”. Indagado por la Guardia di Finanza, Simoni justificó el pago mostrando un contrato fechado 21 de Enero de 2010, mediante el cual Garfunkel comisionaba a Tfgcom para que realizara una campaña de promoción de su imagen durante un año, mediante un pago adelantado de cinco millones de dólares. Pero el seguimiento del mismo, realizado por los investigadores italianos, arroja ciertos interrogantes. El 26 de Mayo de 2010, de la cuenta bancaria de Tfgcom salió una transferencia de 390 mil euros a favor de María Verónica Lozano, la conductora televisiva argentina que, además, es pareja de Jorge Rodríguez, el viejo amigo de Simoni, el yerno de Sergi.



Al mismo tiempo, en Roma, las presiones del lobby contra Bernabé comienzan a aparecer con toda intensidad. En dos días, “Il Velino” difunde cinco noticias sobre Telecom Argentina, y en los primeros cinco meses del año 2010, aproximadamente sesenta artículos periodísticos. El 6 de Mayo, mientras se reúne el Consejo Directivo de Telecom Italia, Caselli consigue una reunión con el Ministro del Exterior, Franco Frattini. Al día siguiente, mientras el pago de Garfunkel aterriza en la cuenta de la sociedad de Simoni, un importante funcionario del área económica, el Viceministro Paolo Romani, luego promovido a Ministro, se manifiesta públicamente a favor de que la nueva red telefónica nacional sea operada por un consorcio integrado por todos los operadores. Una solución que para Telecom Italia significaba, lisa y llanamente, la expropiación de su red. Casualmente, la propuesta encontró un rápido eco en una persona clave: Valducci. Bernabé comprendió rápidamente que se trataba de un mensaje en clave. Para Telecom Italia, el pleno control de la infraestructura de las comunicaciones italianas es estratégico, y la solución del gobierno, en consonancia con Mediaset (la empresa de Berlusconi cuyos directivos se reunieron con Jorge Rodríguez, según declaraciones de este realizadas a la revista Fortuna el 13 de Agosto de 2010), era un duro golpe. Curiosamente, al Presidente de dos empresas que, a su vez, son dos de los mayores accionistas de Telecom Italia, MedioBanca y Assicurazioni Generali, también le pareció aceptable la idea de las autoridades italianas. En Septiembre de 2010, durante una declaración ante la Procuración de Roma, que investigaba el caso “Fastweb-Sparkle”, Bernabé afirmó que había sido objeto de todo tipo de presiones para quitarle a Telecom Italia el manejo de la red telefónica.



Garfunkel, por su parte, no conseguía ser recibido por Bernabé, quien, a través de terceros le hizo saber que debía dirigirse al banco Credit Suisse, encargado del proceso de venta de Telecom Argentina. El ambicioso empresario, queriendo demostrar que poseía el capital suficiente para tratar el negocio, presentó ante los suizos una carta de crédito que luego, inexplicablemente, se determinó que era falsa.



Finalmente, sólo Garfunkel podrá determinar si los cinco millones de dólares que se llevaron sus asesores de imagen, lobbistas y otros vivos, representaron una inversión o un gasto. Por ahora, la batalla parece haberla ganado Bernabé: los italianos no vendieron sus acciones y, además, hace pocos días anunciaron que ampliaron su participación en Sofora Communications al 68%, luego de adquirir un 10% adicional del capital de esta al Grupo Werthein. Garfunkel, por su parte, como premio consuelo, tendrá que conformarse con el 50% de los medios de comunicación que integran el Grupo Szpolski. Algo es algo.



Fuente: http://www.informereservado.net/editorial.php

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