Una emoción de Oro.
Lee la crónica de Flavio Durañ para Mundo D de La Voz del Interior:
–Dejen de gritar goles.
–Dejá... Ya van a gritar por “Seba”.
Melisa es la novia de Sebastián Crismanich y Alejandra, la de su hermano Mauro. Ayer, ellas, el entrenador del campeón olímpico, Hernán Quinteros, y Mauro se juntaron en un departamento de Nueva Córdoba a ver los combates del correntino que le dio el primer (¿y único?) oro a Argentina en Londres 2012. Es que las chicas estaban alteradas, y más nerviosas las ponían los gritos que llegaban del pozo de aire del edificio, por eso a cada minuto se repetían las mismas frases, de una y otra.
En la mesa del living, una netbook con un canal en Internet que pasaba sólo las luchas de taekwondo en el ExCeL Arena. Al lado, una hoja con la frase “Gracias por todo. Muchos éxitos para Seba. Cuídenlo por favor”. Arriba, una vela prendida. Y, al lado, una imagen de la Virgen. En otro mueble, un televisor en el canal TyC Sports. “No hay que tocar nada. Hay que respetar los lugares de cada uno. Son cábalas”, explicaba Alejandra.
No querían dejar detalle librado al azar. Aunque sería difícil repetir la rutina de las rondas previas a la final. Para esa hora (alrededor de las 18.30), en el octavo piso del edificio, ya había cámaras de varios medios. “Estamos desde las 5 de la mañana viendo todo. Con un par de mates vamos tirando”, contaba Mauro, que también hizo historia para nuestro país, ya que fue el primer argentino en ganar una medalla en un Mundial de taekwondo.
El primer grito llegó cuando en la notebook se lo vio a “Seba” caminar al rectángulo. “¡Vamos, vamos!”, gritaban los presentes. A los pocos segundos, en la televisión apareció el correntino. Entre los dos primeros rounds hubo unos cuantos “Síííí”, creyendo que era punto de Crismanich, pero el chaleco del español no acusó recibo. En los últimos dos minutos, las chicas, Mauro y Hernán parecían más tranquilos. Ya no gritaban tanto, pero a cada instante crecía la ilusión del oro porque el que atacaba era Sebastián. Y cuando todo indicaba que la final se definiría en punto de oro, “Seba” metió una ráfaga de cuatro patadas y la última fue punto. Su hermano saltó de la silla. Hubo un intento de abrazo entre todos. Pero el ritmo del combate, al que le quedaban menos de 30 segundos, no permitía licencias. Al final, el triunfo del correntino hizo que Mauro, Hernán, Melisa y Alejandra se abrazaran y dejaran caer las lágrimas, emocionando hasta a los periodistas presentes.
Entre tanta euforia, Mauro declaraba: “Hicimos mucho sacrificio, tuvimos que dejar nuestra provincia. Vinimos sólo con un bolso, a una casa que nos prestaron para vivir y entrenar en la UNC”. Mientras, las dos chicas gritaban en el balcón: “¡Griten ahora! ¡Griten! ¡Griten porque “el Seba” ganó el orooo! ¡Aaaah! ¡Ganó el orooo!”.
Mirá los video.
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