La dura confesión de Gastón Recondo: "Cuando tenía 10 años, mi mamá me llevó a ritos umbanda y hacían sacrificios"
En pocas semanas, Gastón Recondo volverá a dar el Sí con su novia, Valeria Marcovecchio, tras separarse de su primera mujer con quien tuvo a sus tres hijos. El periodista deportivo habló del feliz momento que atraviesa con la revista Pronto, pero terminó revelando detalles de algunos terribles sucesos de su infancia.
“No nos vamos a casar con un cura porque ya me casé por iglesia en su momento, pero si nos van a dar una bendición. Estamos disfrutando de este momento y mis hijos están contentos. Lo que más quieren ellos es un hermanito”, afirmó el panelista de Bendita.
"Mi mamá cayó en una casa umbanda. Estuve atrapado con todo eso durante un año y medio, no la pasé bien".
Gastón mantiene una buena relación con su ex ya que no quiere repetir la historia que le tocó sufrir en carne y hueso. “Soy hijo único. Mis papás se separaron cuando tenía 3 años y fue muy conflictivo. Se disputaban mi tenencia, me pusieron una asistente social y me quedé con mi mamá. Estuve más de un año sin ver a papá”, comenzó a relatar.
Así fue cómo Recondo reveló detalles de un oscura infancia y cómo terminó envuelto durante un año y medio en una secta umbanda. Incluso, llegó a presenciar ritos en los que se sacrificaban animales. “Un día el juez entendió que lo mejor era que viviera con mi papá y le dio la tenencia. Yo tenía 10 años recién cumplidos y no estaba preparado para que me extirparan de mi mamá. Ella, en la desesperación, cayó en casa de una curandera umbanda y una vez me llevó a mí también”, contó.
" En los rituales sucedía de todo: sacrificio de animales, oraciones en idiomas raros y cosas paranormales".
Tomando aire, Gastón retomó el relato: “Estuve atrapado con todo eso durante un año y medio. No fue una experiencia para nada agradable. Trato de ser respetuoso de la gente que cree en eso ritos, pero no la pasé bien. En los rituales sucedía de todo: sacrificio de animales, oraciones en idiomas raros, cosas paranormales a las que nunca les descubrí el truco”, recordó el periodista.
Finalmente, Recondo encontró refugio en la Parroquia de Lourdes y le dijo a su madre que ya no quería ir más a la casa umbanda. “Tenía 10 años y me daba cuenta de que lo que pasaba ahí no se lo podía contar a nadie y menos a mi papá. De grande entendí que si te dicen que no podés contar lo que hiciste, algo está mal y tenés que salir corriendo”, aseguró.
"Mi vieja empeñó hasta los muebles para pagarle a los umbanda".
Pero la historia no termina ahí, lamentablemente. Envuelto en una pelea interminable entre sus padres, Gastón terminó viviendo con una abuela y, luego, con un tío abuelo. “Con el tiempo mi papá me mandó a vivir a casa de mi abuela, con la que no tenía buena relación. Después con mi vieja, pero ella había empeñado hasta los muebles para pagarle a los umbanda. Así es que terminé sexto grado a duras penas y me mandó a vivir con mi tío abuelo, su mujer (que es mi madrina) y mis primos. Ellos son como mis hermanos”, confesó.
Una infancia poco feliz transformada en un presente de sonrisas y amor.
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