Andrea Frigerio a los 52 años sin cirugías y feliz
A los 52 años, Andrea hace culto a la belleza natural. Abuela de Olivia (1 año y 8 meses) y esperando la llegada de Ramón, su segundo nieto, para el mes de junio, Frigerio reveló el secreto de su belleza, contó su particular dieta y por qué afirma que el azúcar y las harinas son “un veneno”. Además, habló de su familia y explicó la razón por la que rehúye a las cirugías.
- ¿El paso del tiempo es algo que te acompleje?
- Es irreversible para todos, no puedo patalear. Es ley. No me gusta que la vida sea corta y no quiero morirme todavía porque me encanta mi vida y todo lo que he construido. Tengo una familia increíble y estoy llena de amigos. Hay que aprender a disfrutar lo que tenés en el presente y sacarle el jugo. La sensación de que tu vida es finita hace que uno extreme absolutamente todo lo que vive. En ese sentido, no me gusta porque siento que en algún momento se va a terminar.
- ¿Sos de cuidarte mucho?
- Estoy muy atenta en tener una vida sana. Como bien y hago mucho stretchting (elongación) todos los días y muy fuerte. No me gusta lo aeróbico y sé que estoy en falta porque debería hacer algo de ejercicio que genere exigencia al corazón. Toda la vida hice baile clásico y, hasta hace cinco años, tomaba clase. Ahora practico técnicas bien rigurosas de estiramiento de cada uno de los músculos del cuerpo para mantener el esqueleto en su lugar. Además, comemos muchísimo en casa y se hace un elogio permanente a la comida casera.
- ¿Sos vegetariana?
- No, para nada. Como de todo, el chocolate amargo me encanta. Si no es amargo, no porque el azúcar es un veneno. Las harinas también. Estudié Biología, en la facultad de Ciencias Exactas y todos los procesos metabólicos de las células los conocía desde muy chica. Sé lo que le pasa a mi cuerpo y ese conocimiento me generó la conciencia de cuidarlo.
- ¿Y tu familia cómo se lleva con tu estilo?
- Yo hago lo que a mí me gusta y el que me sigue, que me siga. En casa se plegaron a mi estilo, pero no hay extremos. Si hacemos un asado, yo como lo que sea y no le digo a los demás lo que tiene que comer. Y en mi casa me enseñaron que se come lo que hay en el plato, sin protestar. Si voy a tu casa y hacés mondongo, me siento y me lo como. Además, el mondongo me encanta, ja ja ja.
- ¿Qué opinás del cambio que hubo en los cánones de belleza? Antes eran estilos más naturales y hoy se recurre más al quirófano.
- Son estilos, para mí lo natural es lo bello. Miro un árbol, una flor, un paisaje y no hay nada que lo iguale. Por más que ahora haya técnicas novedosas, me parece que nada puede competir con lo natural. No hay nada más lindo que un rostro natural, no importa la edad que tengas. Las cirugías o los cambios extremos en un cuerpo, no me gustan. Que cada uno se haga lo que quiera, pero a mí me da rechazo. Son elecciones y si no estás conforme con lo que te dio Dios, podés destacar otra parte para que no esté en primer plano.
- ¿Teniendo una hija adolescente (Josefina, de 16 años) te preocupan estas cuestiones? ¿La asociación que se suele hacer entre belleza y delgadez?
- Por suerte mi hija es lindísima y está muy contenta con su cuerpo. Es una adolescente y se la ve contenta con su naturaleza. Hablamos mucho de todo y de estos temas también. De la imagen que devuelve el espejo que a lo mejor está distorsionada.
- Por último, ¿cómo te llevás con el rótulo de abuela? - Espectacular, me encanta. Cuando llegó Olivia fue una fiesta y ahora llega el varoncito. Yo tengo la sensación de que acá no está dicha la última palabra. Tomy y Estefanía (Couture) son bien prolíficos, ja ja ja. Se viene una familia numerosa, me encantan los chicos así que bienvenidos sean. Yo lo tuve a Tomy a los 19 años así que era un poco lógico que iba a ser abuela joven. Eso sí, no me lo esperaba.
Fuente Ciudad.com
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