Cómo fue la charla en la que Flor Peña y Ramiro acordaron el poliamor?
La actriz le contó los detalles de la conversación que tuvo cuando la pareja decidió tener una relación abierta.
Después de contar que mantiene una relación de "poliamor" con Ramiro Ponce de León, Florencia Peña habló a fondo con revista Gente en una nota con una producción fotográfica que dio qué hablar.
En la nota, reveló cómo y cuando decidieron que el poliamor será el modo de llevar su pareja: “Rama y yo nos propusimos este modo abierto al comenzar la pareja. Hasta su llegada, yo creía en el amor-posesión. Mis infidelidades eran a sottovoce. Fui muy infiel, y se sufre”, contó.
“Llegó Ramiro y fue mi master en el amor, en todo sentido. Me enseñó intensidad y desapego. Descubrí una nueva sexualidad: sensata, honesta, plena. Porque los dos somos muy sexuales. Él siempre fue una bomba, un tipo que hizo lo que quiso, que eligió su soledad. Al principio, él en Salta, yo en Palermo, hacíamos las nuestras con más facilidad. Pero al ir avanzando nos sentamos a charlar”, agregó.
“Dijimos: ‘Evidentemente, no hay mucha vuelta para sostener una pareja a la distancia. Lo nuestro tiende a ser un gran proyecto, por lo que nos merecemos honestidad total’. Esa es la clave de un buen cimiento. Ya habíamos hablado mucho sobre la monogamia y la verdad.
Le dije: ‘¿Realmente creés que vamos a cog... toda la vida solamente el uno con el otro?’. Me respondió: ‘No’. Yo retruqué: ‘¿Entonces vamos a hacernos los boludos hasta que nos descubramos?’”.
“Así comenzamos a darle vuelta al asunto. ‘A ver… ¿cómo vamos a hacerlo?’, nos preguntamos. ‘¿Te va esto y lo otro? ¿Nos lo vamos a contar?’. Así planteamos ‘compartirnos’: avanzamos juntos sobre nuestras fantasías y ordenamos nuestra vida sexual, porque la amorosa está muy sólida. Si alguna vez nos dejamos, seguramente no será por una cama. Siempre supimos que estábamos unidos de un modo diferente al que tuvimos con otras parejas”, contó Peña.
También contó la primera vez que ambos intentaron un "levante" en Ibiza.
"Estábamos en una de esas fiestas playeras que duran años. Y notamos que la chica de la barra nos había tirado onda. Le digo a Ramiro ´Dale, encará vos´. ´¡No, vos!´, me dice. ´Ay, Ramiro…¡voy yo!´. Entonces me mandé, así muy envalentonada: ´Hola, ¿todo bien?´, le pregunté a esta señorita. ´Eeeh… ¡¿Me das un gin tonic?!´. Me bloqueé y huí. Rama me dice: "¿Y?". ´Y nada, no me animé. Probá vos.´ Entonces va. Veo que llega al bar, se sienta, pide un trago, hablan. Y hablan. Y hablan. Vuelve. Nada. "¿Vamos los dos?", me pregunta. ´No, pará. ¡Somos dos retardados! Disimulá un toque, bailemos un rato y cuando se va terminando el cachengue, nos acercamos de una´."
Y así pasaron algunas horas. "Cuando el sol de las ocho de la mañana ya nos partía la cabeza, dijimos: ´¡Es el momento!´. Cuando llegamos, habían desmontado todo. ¡No quedaba nadie! Así que terminamos empedados con gin tonic de tanto ir y venir a la barra, frustrados y durmiendo como dos gomas (risas). ¡Pero con el tiempo mejoramos la estrategia, eh!", aseguró.
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